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Se robaron todo

La frase “se robaron todo” es una construcción que ofrece dos posibilidades: aceptarla tal cual es o rechazarla por lo que es: una frase que no admite su propio análisis. Esta frase no nos aporta datos. El inventario de elementos que supuestamente se han robado, va metido de modo subrepticio en ese absoluto e incomprobable “todo”. Es creer o reventar. Es aceptar o rechazar. El que dice: porque “se robaron todo” No quiere que pienses, quiere generarte un impa cto, que aceptes su postulado como verdadero, que lo incorpores, que te convenzas, que te indignes ante tamaña tropelía. Una vez indignado vas a necesitar contarle a alguien más, que comparta tu estupefacción ante eso terrible que te dijeron, que escuchaste: “se robaron todo”. Y abstraído en alertar a la mayor cantidad de personas, acerca de que “se robaron todo”, cuentan con que te olvides de pensar, de cuestionarte, de indagar. Porque haciendo esto vas a aprender y a descubrir cosas mucho más importantes que repetir “se r
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Duermevela

Jessica se despertó con el golpe de la puerta. La habitación estaba sumida en la oscuridad, no obstante pudo divisar la silueta de su pareja que volvía tarde del trabajo, otra noche más. Tenía demasiado sueño como para encender la luz y discutir por aquello. Se limitó a esperar que se acueste y así seguir durmiendo. Ya aclararía cuentas con él al día siguiente. Escuchó como las pisadas se dirigían al otro extremo de la cama. Su esposo se dejó caer a plomo sobre el colchón. Jessica a punto de volverse a dormir percibió un fuerte olor acre. Giró la cabeza hacia donde estaba él y en un susurro le dijo: —José, pegate una ducha antes de acostarte. El colchón se sacudió una vez más y Jessica sintió que unos labios ásperos y temblorosos se apoyaban contra su oreja. —Yo no soy José.

Presiones

Vivimos en un mundo en el que todo nos mete presión, hasta un mero semáforo. Vos estás cruzando tranqui la calle y te clava la cuenta regresiva. 4, 3, 2, 1... Hagamos semáforos positivos. Que en vez de atosigarte, tiren frases como:  "Dale que te falta poco" ,  "Un esfuercito más" , "Vamos negrito, ¡vos podes!"  ​

Perfección - Excelencia

Respirar es algo que hacemos desde nuestro nacimiento, lo hacemos a cada rato, todos los días y permanentemente. Se suele decir que cuanto más veces hacés algo, mejor lo llegás a hacer. No obstante cuantos de nosotros podemos decir y/o asegurar, respirando constantemente todos los días, que respiramos excelentemente bien. ¿Necesitamos respirar excelentemente bien? O con respirar bien o muy bien nos resulta suficiente para desenvolvernos en la vida y hacer todo lo que necesitamos y queremos hacer. Digo esto porque noto que hay una exacerbación en la necesidad de ser sobresaliente en las cosas. No nos alcanza en ciertos ámbitos con ser buenos o muy buenos. Tenemos que ser los mejores. Tenemos, por fuerza, que destacarnos del resto, que lo hace solamente muy bien y estar por encima de ellos. Incluso en actividades que realmente no nos interesan tanto o que no tienen tanta importancia como para necesitar esa perfección. Por eso creo que en este punto la necesidad de sobresalir, haciendo

¿Más seguridad o menos criminalidad?

Me llama la atención que esté tan naturalizado el reclamar más seguridad. ¿No deberíamos también, reclamar y esforzarnos en pos de que haya menos criminalidad? ¿A caso, exigir sólo más seguridad no es poner un balde debajo de una gotera? Algo que parece funcionar durante un tiempo, pero si no arreglamos el origen del problema, el balde eventualmente se va a rebalsar y vamos a estar peor que cuando empezamos.

Las trastadas del Tío Alberto

Era un día domingo, bastante soleado, aunque no tan caluroso, ya que cada tanto corrían ráfagas de viento que te hacían arrepentir de estar sólo en remerita. Con mis dos primos estuvimos jugando en el patio hasta hacía muy poco y habíamos entrado en la casa porque creímos que la comida ya estaba lista, o al menos eso esperábamos, porque después de estar corriendo y boludeando toda la mañana, estábamos tan hambrientos, que teníamos el estomago pegado a la espalda. Pero para nuestra decepción, al entrar en la cocina comedor, los fideos que estaba preparando mi tía, seguían hirviendo en la olla, la abuela Hilda ya se encontraba sentada a la mesa. Se había quedado dormida mientras miraba la televisión que estaba colocada en la pared y que trasmitía a todo volumen. En aquella oportunidad se trataba de una novela en donde los personajes, por alguna extraña razón se la pasaban gritando o llorando todo el tiempo. Parecían maníacos depresivos que estaban sobremedicados o que necesitaban es

Denikin Romanov, el escapista

Denikin Romanov "El Escapista", llegó al Caesar Circus una tarde de primavera. En muy poco tiempo se ganó nuestra confianza y afecto, era sin lugar a dudas el mejor escapista que jamas haya existido. Una vez habiéndose quedado encerrado en el único baño que poseía el circo, al romperse el picaporte de la puerta, logró salir en un tiempo record, ante la mirada de asombro de quienes estábamos afuera esperando nuestro turno para poder entrar. El Jueves 23 de julio de 1859 es una fecha que todos recordamos, esa noche se presentaba un acto de escapismo nunca antes visto. Denikin, encapuchado y encadenado de pies y manos se iba a introducir en un habitáculo herméticamente cerrado, el cual se colocaría dentro de un estanque de agua con siete hambrientos cocodrilos, tres tiburones y un león con antiparras. En treinta y cinco segundos se consumiría todo el oxigeno del habitáculo, por lo que su escape debía producirse de forma vertiginosa. Todo el publico estaba expectante